lunes, 5 de agosto de 2013

Lecciones de Josué

Obsidian Photography, Creative Commons

Empece a leer el libro de Josué y ayer ore para ser como una ramera, se que suena extraño pero me refiero a ser como Rahab :-P

Esta es la escena: Rumores de un Dios todopoderoso que hace invencible al pueblo de Israel se divulgan por todo el territorio que ellos llaman la tierra prometida. Jericó parece ser la próxima victima.

Mientras leía observe algo: que diferente fue la respuesta de Rahab a la fama de Dios, en comparación con la respuesta de los demás habitantes de Jericó. Rahab y el pueblo reconocieron a Dios, pero el pueblo tuvo miedo y desmayo (Jos. 2:9). Rahab tuvo temor de Dios, que es muy diferente, ella confió en El, en que solo El la podía salvar de El mismo. (¿Te suena familiar?) El resto del pueblo trato de salvarse por sus propios méritos: se encerraron, confiaron en sus muros (Jos. 6:1).

Esto me recuerda a que los demonios también "creen, y tiemblan" pero eso no hace que se rindan ante Dios. Cuando nos enfrentamos a la realidad de un Dios, alguien superior a nosotros en todos los sentidos y en cuyas manos están nuestras vidas, ¿qué hacemos? ¿Corremos a El o nos adentramos en nosotros mismos? ¿En quién o qué ponemos nuestra fe?

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