viernes, 6 de septiembre de 2013

Choque

Ryan Mcguire, Creative Commons

Tiempo que no podemos calcular llevaba ella mirando fijamente el mostrador hasta que, bueno, sucedió. Levanto su cabeza. Lo miro directamente a los ojos, finalmente. Sus ojos contenían una pregunta. El lo sabia. Antes de poder emitir palabra ella salio corriendo de la tienda. La campana, que colgaba de la puerta,  anuncio su fuga. El corrió tras ella, la alcanzo porque ya se encontraba caminando. La agarro de los hombros, por segundos, queriéndole decir "te ruego que te des la vueltas y me mires". Ella se volteo ofreciéndole una cara sin expresión. Y para su sorpresa y de nosotros el lo que hizo fue abrazarla. El la abrazo. El cálido, fuerte y libre cuerpo de él combatía el paralizado, frío, rígido cuerpo de ella. Si no fuera porque sentía su respiración, hubiera creído que estaba muerta. Y la abrazo, por minutos que parecían la vida. Y mientras sentía que el cuerpo de ella se rendía, se soltaba, el pronuncio las palabras que ella tanto deseaba escuchar: Eres. Suficiente.

Dos palabras que pueden traer una muerta a la vida.


Porque en el habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en el, que es la cabeza de todo principado y potestad. Colosenses 2:9-10

"...solo nos arriesgamos a dar un paso cuando estamos descansando en el amor de Dios. Cuando hemos recibido su veredicto en nuestras vidas... que somos escogidas y profundamente amadas. Que El nos encuentra cautivantes. Entonces somos libres para ofrecer" - Stasi Eldredge (en el libro Cautivante)

Esta ilustración fue inspirada de manera especial en la canción Oh my dear de Tenth Avenue North.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Licencia de Creative Commons
Este obra está bajo una licencia de Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.