Fuente: LightStock (free photo of the week) |
Una de las muchas cosas que me fascinan de Dios es lo
ridículamente fáciles que son sus requisitos:
- Yo seré tu fortaleza del débil.
- Pide que se te dará. Toca la puerta y se abrirá.
- Ven a mi cansado y trabajado, que yo te daré descanso.
- Ven enfermo.
- Ven huérfano.
- Ven viuda.
- Ven persona sin rumbo.
- Ven tú, pobre en espíritu.
- Yo ando con el humilde, con el quebrantado de corazón.
- Ven con tu fe del tamaño de una semilla de mostaza.
Esas son las exigencias de nuestro Dios: manos vacías que el
anhela llenar. Dios no es un Dios sediento de sacrificios humanos, o que espera
que digamos cosas exactas y perfectas. No es un Dios que busca personas fuertes
y completas. Dios hace personas
fuertes y completas. El nos encuentra donde sea que estemos. Nos recibe como estemos. Este es el gran escándalo de gracia.
Ven.
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