lunes, 13 de octubre de 2014

Selva y una cosa llamada "Perseverancia"

Simon, Creative Commons

Una vez más Selva estaba segura de que no honraba su nombre. Odiaba lo impredecible de la naturaleza, no quería estar a su merced. Y entre picadas de mosquito y pies hinchados de tanto caminar Selva se encontró a punto de tirarse a llorar. 

¿Por qué le dijo que si al abuelo? ¿Por qué acepto su estúpida invitación? Su abuelo hombre de campo era resistente a la inclinación de la montaña. El viejo era un profesional en esto. Ilusamente pensó que la energía de la juventud le ganaría a los años de práctica, si esto era una carrera: su abuelo la estaba ganando. Selva soltó una risa amarga. Era la tortuga le gana al conejo, era humillante.

Y ahí con el brazo apoyado en un árbol ella sintió como las lagrimas querían empezar a salir pero de pronto cogió fuerzas y comenzó a caminar otra vez, decidida a no llorar. Estaba metida en esto, tenia que continuar. Ademas, si permanecía ahí un rato mas, perdería de vista al abuelo.

¨...así fue como murió el ultimo gato de tu abuela, pobre criatura¨

Lo escuchó decir, ahora que estaba cerca de él, al parecer no notó su ausencia. Selva no sabia si sentir alivio o frustración. El viejo a veces se perdía tanto en si mismo que no notaba la necesidad de los demás, pero Selva no estaba segura de querer que el abuelo supiera que ella estaba agotada. Y como para hacerla quedar mal en ese momento saco uno de los gatorades de la funda negra con la que andaba, con una sonrisa de esas que vienen del alma se lo paso a su nieta. Selva no podía verlo a la cara, se sentía avergonzada. No era culpa del abuelo que ella estuviera como estaba, no fue como que él le jugó un truco o algo así. Bebió como pudo, decidida a seguir adelante.

Su abuelo bajo la marcha y la examinaba con cuidado. ¿Se habrá dado cuenta de que ella no era fuerte? Se puso nerviosa.

"Mmm.. papá, ¿cuanto falta? Ehh... no es que me importe mucho".

"Falta algo, Selva. Nada que tú no puedas vencer." fue lo único que dijo con una calma extraña.

"¿Nada que tú no puedas vencer? La verdad es que el abuelo no me conoce, ojala tenga las fuerzas para cargar conmigo si es que sobrevivo a esto" pensó. Las siguientes horas para mantenerse cuerda, Selva se concentro en su abuelo, seguía cerca de él, a sus espaldas, escuchando sus cuentos por cuarta y quinta vez siempre agregando detalles nuevos. De vez en cuando agarraba una naranja de alguna mata o sacaba un dulce de su mochila. Lo estaba haciendo. Estaba subiendo la montaña. Así transcurrieron las horas.

Y ese día, Selva que nunca terminaba lo que empezaba, subió la montaña.

"¡¿Ves?! ¡Lo has logrado! ¡ESTOY TAN ORGULLOSO DE TI!" lo grito a los cuatro vientos con las manos alzadas, estaba tan emocionado que no se daba cuenta de que le estaba sacando el jugo al gatorade que tenia en mano. Era una escena cómica digna de una risa pero Selva tirada al suelo, era incapaz de hallarle gracia. Estaba procesando lo ocurrido.

"Abuelo ¡no!, no digas esas cosas, si supieras cuantas veces odié estar aquí, cuantas veces soñé con mi casa..." dijo finalmente.

 Ahora sí, las lagrimas salieron. Las dejo llegar y fueron como agua en el desierto.

"Sel, muchacha, ¿sabes por qué me invente este viaje? Porque necesitabas esto, ayer te escuche decir que eras incapaz de terminar algo: no es cierto. Lo que pasa es que te pones demandas muy fuertes. Dudar, querer huir, cansarse... es normal. Esas cosas lo que hacen es preguntarnos: "¿quieres continuar?". Hoy dijiste que sí, en todas esas ocasiones. Perseverancia es la clave. Y es algo que todos podemos desarrollar, ¡si la dejamos crecer!"

Esta vez las lágrimas no vinieron solas, Selva comenzó a reír de alegría. ¡Lo había logrado! Estaba allí en lo alto de la montaña. Viva. Entera. Se sentó y le arrancó de la mano el gatorade al abuelo. Esto había que celebrarlo.

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Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar problemas, considérenlo como un tiempo para alegrarse mucho porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia tiene una oportunidad para desarrollarse. Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada.
Santiago 1:2-4 (NTV)

"Por medio de la perseverancia el caracol llegó al arca." -C. H. Spurgeon

XOXO

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