lunes, 8 de julio de 2013

Las pequeñas cosas

Tanto el Jesús que hacía muebles como el Jesús que predicaba fueron del agrado de Dios.

Aquí hay algo para recordar mientras friegas, doblas la ropa, riegas las plantas, caminas al colegio, la universidad o el trabajo, comes, en fin, esas "pequeñas cosas":


"Que cada hombre se quede en la vocación en que fue llamado, y haga su trabajo como el mas puro acto de adoración a Dios. No es lo que un hombre hace lo que determina si su trabajo es sagrado o secular, si no el por qué lo hace. El motivo es todo. Dejen a un hombre que santifique al Señor Dios en su corazón, y despreocúpense de lo que hace, ya no podrá hacer ningún trabajo común. Todo lo que el haga sera aceptable a Dios por medio del Señor Jesucristo. Para ese hombre la vida misma sera un sacramento, el mundo entero un santuario. Toda su vida sera un ministerio sacerdotal. No importa cuan simples sean las tareas que desempeñe, siempre oirá a los serafines cantando, "Santo, santo, santo es el Señor de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria"".


-A. W. Tozer en su libro "La búsqueda de Dios"

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