lunes, 14 de julio de 2014

El entre-dos y el amor de Dios

Fuente: Lightstock

Esta semana estuviste increíble. En fuego.

Visitaste par de enfermos.
Oraste durante tres horas seguidas.
Te pusiste al día con tu lectura de la Biblia.
Oraste por los misioneros.
Diste algo extra en la ofrenda.
Llegaste temprano a la iglesia.

Dios no te ama más.


No sabes cómo sobreviviste a esta semana. No puedes creer que se acabó.

Se te olvido orar por los enfermos.
Hiciste menos devocionales.
Les gritaste a tus hermanitos.
Sentiste envidia de Fulana y su nuevo carro.
Comiste demás.
No devolviste el libro que te prestaron.
No le dijiste que no a la lujuria.

Dios no te ama menos.

“Constante amor” no son solo las letras de una canción, son la realidad de nuestra vida espiritual. El amor de Dios no se llega a merecer ni se pierde. Ve revisa tu Biblia, ve a ver si Juan 3:16 desapareció el dia que ofendiste sin querer-queriendo a tu amiga. Dios nos amó antes de nacer, es decir, antes de que pudiéramos “portarnos bien” o “meter la pata”.

Amor que depende de nuestras acciones es algo que es insertado en nuestras mentes desde niñas. Puede que no sea intencional, pero cuando nuestros padres muestran disgusto por esa obra maestra plasmada en la pared, nuestra mente de niño procesa: “no soy amada cuando uso mi crayón de esta manera”. Y es sistema común premiar al que hace mejor las cosas, premiar con cariño las buenas acciones.

Las cosas no funcionan así en el reino de Dios. Nuestro Señor sabe separar lo que somos de lo que hacemos, cosa que -como veras- no se da muy bien en nuestras mentes.

Santos y amados: la identidad no se gana, es algo que se nos da por relación. Y a partir de esa identidad  es que intentamos día a día llevar una vida de santidad y amor. Se trata entonces de imitar como hijas queridas a nuestro Padre celestial, de seguir los pasos de nuestro hermano Jesús, de luchar por quitar del medio todo lo que impida comunión con el Espíritu Santo, nuestro mas intimo amigo. La meta no es ganar amor, ya es completamente tuyo!

Sea cual sea la semana que tuviste, una cosa permanece: el amor de Dios. Pisa firme este lunes, ojos puestos en el cielo.

XOXO

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