viernes, 4 de julio de 2014

Genesaret y una cosa llamada "Gracia"

Guillaume Buret, Creative Commons

“No, no puede ser”  dijo Genesaret con un sincero desconcierto. No podía creer que era la quinta vez que traía libros vencidos a la biblioteca de la universidad. No hay excusas para la primeras cuatro veces pero esta vez estaba segura de estar a tiempo.

“Señorita, la fecha está aquí. ¡Vea!” dijo Ágata, la bibliotecaria de sus más temidas pesadillas.  Ágata era menuda, ni vieja ni joven y siempre vestía formal. Físicamente no lucia intimidante,  pero una vez hablaba era como oír el rugir de un León. Genesaret rogaba en silencio que Ágata no le hiciera una escena.

“Es que es imposible” insistió.

“Señorita, esta excusa de que no vio bien la fecha es diez veces peor que la de “el perro se comió mi tarea”. Debe pagar la mora. PUNTO”.

Genesaret comenzó  a ver los alrededores. ¡Que vergonzoso es esto! Por primera vez estaba agradecida por su greña de león que cubría un 40 % de su cara. Ojala nadie haya escuchado esto, pensó. Por suerte, en las mesas de estudio frente a ella no había nadie. Excepto un chico al fondo muy concentrado en un periódico viejo. No lo reconocía de ningún lado y dejo salir un suspiro de alivio de su boca. El alivio la dejo rápidamente cuando regreso a la realidad de que Ágata esperaba el pago, y de que ella no contaba con el dinero para cubrir su error.

“No se preocupe Ágata que yo me encargo” escuchó Genesaret una voz que le resultaba misteriosamente familiar. ¿De dónde había salido?

¡Pero si era Gregory! El friki asistente del profesor de Historia. Ágata lo miró boquiabierta. "¿A que se refiere Señorito Gregory?"

“A que pagare su cuenta, por supuesto” dijo mientras sacaba su billetera de su bolsillo. Genesaret lo observo con el mismo asombro de Ágata. ¡El escucho todo seguramente! Pensar en esto la puso roja. Quería desaparecer.

“Lo lamento joven pero no estoy de acuerdo con esto, la señorita debe aprender su lección. ¿Cómo lo hará si usted paga? Créame, es la quinta vez que trae los libros con fecha vieja y esta vez quiere negarlo. Tengo muchos años lidiando con libros en manos de una juventud irresponsable que no aprecia su gran valor”. Al parecer Agata no permitiría esto sin una pelea.

“Tenga”. Sonaron las monedas en el mostrador. “Y no se preocupe por eso”. Gregory se dirigió a Genesaret que hasta ahora había guardado silencio, estaba tiesa y mirando al suelo. “Ven”. Ella lo siguió hasta la mesa de estudio en donde estaba antes sentado, Gregory tomó su lugar y Genesaret se sentó en frente. El comenzó a hojear el periódico nuevamente. Genesaret seguía encogida en su asiento abrazando con fuerza su mochila, por un rato se perdió en su mente y cuando regreso ya estaba lista para enfrentar a su salvador, es cierto que fue muy amable con ella pero ¿que había detrás de esto? y... ¿porque no empieza el sermón? La tenia perdiendo el tiempo.

La biblioteca estaba tan silenciosa como podía estarlo un sábado por la tarde.“Jum, jum” aclaró ella su garganta. “¿Que quieres de mi? ¿Que hago?" Nadie hace nada de gratis, pensó y entrecerró los ojos. "Estoy esperando mi lección” dijo temblando.

Gregory la miro a los ojos por un rato largo que por poco llegaba a ser incomodo, y era como si tratara de comunicarle algo, algo que ella no entendía. Volviendo a su periódico dijo sin dejar de verlo “Genesaret, si hay una lección que quiero que aprendas es: GRACIA”.

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La gracia siempre sera mas alta, mas profunda y mas ancha que cualquiera de tus errores. La gracia es para los pobres, pobres en espíritu. Todo lo que debes hacer es recibirla.

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