lunes, 16 de enero de 2012

¿Que comen las almas? por Jon Bloom

"No sólo de pan vivirá el hombre, sino de todo lo que sale de la boca de Jehová vivirá el hombre."(Deut. 3:8 y Mateo 4:4 RSV)

Cuando nuestro cuerpo necesita energía, sabemos que tenemos que comer. Por lo tanto, comer una variedad de alimentos, algunos buenas otros malas fuentes de energía (de la salud del cuerpo, hablaremos pero más de eso en mi próximo post). Nuestro cuerpo digiere estos alimentos y los convierte en energía y podemos seguir adelante. Si no hay comida, no hay energía. Si no hay energía, no seguiremos adelante.

Este fenómeno físico refleja una realidad espiritual. Nuestras almas también se ejecutan en un tipo de energía, y por lo tanto requieren un tipo de comida que se convierta en energía.

Entonces, ¿qué come el alma?

Antes de responder esta pregunta, la primera pregunta seria: ¿cuál es la energía que anima el alma? Respuesta: la esperanza.

Nuestras almas son máquinas de esperanza. Esperanza que consumimos todos los días. Y cuando nos encontramos bajos de esperanza que comenzamos a sentirnos desanimados e incluso desesperados.

Todas las cosas maravillosas que nos han sucedido en el pasado no alimentan nuestra esperanza si nuestro futuro se ve sombrío. Podemos estar agradecidos por el pasado. Pero tenemos que tener esperanza para el futuro con el fin de seguir adelante.

Pero ¿qué pasa con la fe? ¿No es la fe lo que nos mantiene? Bueno, sí, porque realmente no se puede tener esperanza sin fe. Están íntimamente unidos. Pero la fe es distinta de la esperanza (1 Corintios 13:13). La fe es la confianza que tenemos de que nuestra fuente de esperanza es digna de confianza (Hebreos 11:1). La esperanza es la energía del alma.

Cuando tenemos esperanza, el mundo está lleno de maravillas y posibilidades. Tenemos la animo y la curiosidad. No queremos desperdiciar nuestra vida. Hacemos nuestros los retos y vemos la adversidad como algo que hay que superar.

Pero cuando nos encontramos bajos de esperanza, el mundo se convierte en un lugar de temor, amenaza, lleno de futilidad caótica. La desesperanza succiona cualquier deseo y animo. Perdemos el interés y el apetito. Lo único que queremos es proteger nuestras almas.

Hoy en día, llamamos a esto depresión. Biblia lo diagnostica como desesperanza. Tenga en cuenta la prescripción del salmista de su depresión:

¿Por qué te abates, alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarlo, ¡salvación mía y Dios mío!.(Salmo 43:5 RSV)

La esperanza en Dios! esa es la prescripción. Muy bien, así que ¿cómo lo hacemos? Si nuestras almas funcionan con la energía de la esperanza, entonces, ¿qué es lo que alimenta nuestras almas con el fin de tener esperanza en Dios? Nos alimentamos de sus promesas.

Una promesa es la garantía de un mejor futuro para nosotros. Las promesas de Dios son el compromiso que el hace para con nosotros, por nosotros, y para proveernos a nosotros. Eso es lo que el autor del Salmo 43 está exhortándose a sí mismo a hacer: recordar y creer en las promesas (comer) de Dios. Aquí está un ejemplo poderoso de una promesa que Dios utiliza para alimentar a sus santos:

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz y no de mal, para daros el fin que esperáis. (Jeremías 29:11 RSV)

La Biblia es un libro de promesas, un depósito de alimento para el alma, así como historias de Dios haciendo y manteniendo sus promesas.

Pero como vamos a leer en el próximo post, Dios ha provisto un alimento para el alma, de una fuente particular de esperanza, que mantendrá su pueblo eternamente.

Nota: Gracia futura de John Piper es la mejor explicación que he leído acerca orientación hacia el futuro de la fe y la esperanza y la manera en que Dios lo utiliza para hacernos santos.

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