Ayer estuve en la capital, no me gusta ir, creo que es
porque mi relación con ella en el pasado no ha sido la mejor: he recibido
muchos rechazos en ella, muchos sueños rotos y planes hechos pedazos y caer en
su suelo.
La relación no ha mejorado. Ayer me sentí mas pequeña
que una hormiga, como si en cualquier momento los edificios pudieran tragarme
sin nadie darse cuenta, podría desaparecer sin importarle a nadie porque para ellos
soy una desconocida, una “nadie”. Es como si Santiago lo hubieran multiplicado
por veinte, todo en maxi, maxi-edificios, maxi-letreros, maxi-plazas, pero no,
no era Santiago.
Lo que me trajo estabilidad fue pensar que tal vez allí
era una desconocida pero se que para una persona significo el mundo: mi mamá. Si
desaparezco a ella le va importar. Volví
a ser alguien: su hija.
Y recuerdo que es cierto: en la capital he derramado
muchas lágrimas, pero todas han sido en sus hombros. Sigo en pie.J
"El amor de madre es el combustible que permite a
un ser humano normal hacer lo imposible."-Marion C. Garrett
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