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Hace dos meses que los comerciantes están invadiendo nuestras mentes con el supuesto "espiritu navideño", este es el problema: la ilusión de que las fiestas, especificamente en esta epoca del año, mágicamente transformaran en armoniosas todas esas relaciones desastrosas que bien conocemos, y que mágicamente esas cosas que son ajenas a nuestro corazon durante todo el resto del año como el amor al prójimo, la paz, la alegria apareceran, y pensamos: ok, ha sido horrible pero esto me va a aliviar.
El problema es que nos hacemos expectativas muy altas, expectativas que la verdad la navidad no es capaz de cumplir (por ella misma) y suceden una de dos cosas: esta el ilusionarse totalmente con la navidad gastar todo el dinero posible y hasta el imposible, llenarse de éxtasis con la sensación de cosas nuevas, embriagarnos, comer hasta que el estomago aguante, al final nos deja con una tremenda resaca y la sensación de "y ya, se acabo? esto era?" y esta el camino de no ilusionarnos, tal vez no tenemos la oportunidad de gastar y gastar (y pensamos: que tragedia!), hasta puede ser que esta sea la primera navidad sin ese ser querido o que simplemente tu familia se vive matando, recientemente rompiste con el novio o novia, etc. y en fin, estamos blue para navidad.
Esto es lo que hacemos con las cosas: las elevamos a tal punto que son nuestro dios o las echamos tan abajo que las ignoramos. Ninguna de las dos es la correcta. No debemos hacer eso con las fiestas o las celebraciones. Ninguna de las dos glorifican a Dios. Y es como dice una canción de Alex Campos "Dios creo mis ojos para ver su belleza", ignorar un bello atardecer es ignorar a Dios pero también lo seria adorar el atardecer y olvidar quien lo pinto. La navidad así como todas las cosas debe servirnos para crecer en Cristo, para disfrutar de El y para el avance de su reino en la tierra.
En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios. 1 Corintios 10:31
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