Soledad

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"Me siento sola", confeso, dirigiendo su mirada al suelo, acto seguido se dirige al carro que la llevaría a casa, su destino final. Me dio tiempo de tocar su hombro suavemente y decir enseguida: "Yo también, adiós". No se si solo estaba pensando en voz alta, pero fue lo único que se me ocurrió hacer.

A todos nos llega el día en que de repente nos damos cuenta que estamos solos, realmente solos. No importa que tengas la mejor familia y los mejores amigos, porque ni los mejores son capaces de compartir con nosotros exactamente ese dolor o esa alegría.

C.S. Lewis dijo lo siguiente, describiendo un momento con su esposa, en el libro "Una pena en observación": Que largo y tendido, que serenamente, con cuanto provecho llegamos a hablar aquella noche, estrechamente unidos. Pero no, no tan unidos. Existe un limite marcado por la "propia carne". No puedes compartir realmente la debilidad de la otra persona, ni su miedo, ni su dolor.

Ahora esto si que es un problema: si de verdad debemos enfrentar nuestras luchas o nuestras penas solos porque existe en nosotros un fuerte deseo de compañía? ¿No sera que de verdad existe alguien que puede comprendernos aun cuando nosotros mismos no somos capaces? ¿No sera que si existe una persona que supera la "propia carne"?

Salmo 139

⁷ ¿A dónde podría ir, lejos de tu espíritu?
¿A dónde huiría, lejos de tu presencia?
⁸ Si yo subiera a las alturas de los cielos,
allí estás tú;
y si bajara a las profundidades de la tierra,
también estás allí;
⁹ si levantara el vuelo hacia el oriente,
o habitara en los límites del mar occidental,
¹⁰ aun allí me alcanzaría tu mano;
¡tu mano derecha no me soltaría!
¹¹ Si pensara esconderme en la oscuridad,
o que se convirtiera en noche la luz que me rodea,
¹² la oscuridad no me ocultaría de ti,
y la noche sería tan brillante como el día.
¡La oscuridad y la luz son lo mismo para ti!